En busca del Gran Kan (Cristóbal Colón)

En busca del Gran Kan (Cristóbal Colón)

  • Autor: Blasco Ibáñez, Vicente
  • Editor: Biblioteca Nueva
  • Colección: Biblioteca Blasco Ibáñez
  • ISBN: 8470307037
  • Lugar de publicación:  Madrid , España
  • Año de publicación: 2000
  • Páginas: 367
  • CDU: 821.134.2-31
  • Idioma: Español

Todas las cualidades de descriptor y de narrador que poseía Blasco Ibáñez patentiza En busca del Gran Kan (Cristóbal Colón), publicada póstumamente en 1929, que narra, junto a la expulsión de los judíos, la preparación, travesía y exploración inaugural del primer viaje colombino, enmarcado todo ello en una delicada trama amorosa. Su erudición histórica le permite al novelista dar vida a la sociedad española del siglo XV y describir, con luz y precisión, la naturaleza americana. El lector encontrará en este libro la novela de la gran equivocación de una vida.

  • ÍNDICE
  • EN BUSGA DEL GRAN KAN
    • PARTE PRIMERA El hombre de la capa raída
      • I. Lo que paso, hace cuatrocientos treinta y seis años, en el camino de Granada a Córdoba
      • II. El físico Gabriel de Acosta
      • III. En el que se demuestra que «donde hay negros hay oro». se empieza a hablar del Preste Juan de las Indias y del Gran Kan, y aparece el enigmático Maestre Cristóbal
      • IV. De cómo el amor se fue abriendo paso através de geografía delirante
      • V. Donde Maestre Cristóbal y Beatriz enipiezau a vivir «en pecado mortal», y es abandonado por dos veces el viaje las tierras del «rey de los reyes», arreglándose todo finalmente gracias a un judío que demuestra la imnoralidad de prestar dinero sin réditos
      • VI. En el que el Almiraute de la mar Océana huye del amor, y acoge con risas la herética y disparatada hipótesis de que pueda descubrir uu mundo nuevo antes de llegar a las eostas de Asia
    • PARTE SECUNDA El señor Martín Alonso
      • I. En el que se habla de la famosa isla de las Siete Ciudades y del peligro que corrió el fuuiro Almiraute de quetlarse en tierra para siempre, no pndiendo jimtar otros marineros que cuatro fugitivos del puebln <le Palos con-dlenados a muerte
      • II. En el que don Cristóbal logra al fin «poner mesa» graias a Pinzón el Mayor, recibe de éste medio cuento de maravedises, y el futuro viaje. iniciado por los reyes. se transforma en empresa eolectiva y popular
      • III. «En el nombre de Dios... jlarguen!»
      • IV. Donde el paje de escoba Fernando Cuevas ve curado rápidameiite su mareo, aprende a cantar las horas, es-cucha interesantes historias y promete matar a alguien
      • V. En el qne se cuenta cómo las carabelas fueron pasando entre islas que no han existido nunca, cómo Colón se mostró desorientado al enterarse de que su mapa y el Océano no estaban de acnerdo, y cómo se vio próximo a morir en una terrible sublevación de sus marineros, inventada muchos años después
      • VI. En el que se cuenta de qué modo Rodríguex Bermejo dio el grito de «jTierra!», y el Almirante se quedó in-justamente con sn premio, y cómo las geiites desnudas de una pequeña isla vieron salir del mar tres bosqnes llenos de hechiceros blancos, color de la muerte, llevan-do su cara sembrada de algodón
    • PARTE TERCERA El paraíso pobre
      • I. En el que se cuenta cómo el Almirante fue pasando en-tre islas siempre hermosas y de escaso provecho, cómo einpezó a nemistarse con Pinzón, y cómo llegó a la tie-rra firme gobernada por el Gran Kan, en viand o a éste dos embajadores con con una carta escrita en latín
      • II. De cómo Lucero se mareó en tierra tomando sahume-rios por la boca con un tizón encendido, y ella y Fer-nando repitieron los primeros gestos de Adán y Eva
      • III. En donde se habla de la gran tradición que el mayor de los Pinzones hizo al Almirante, y del fervor místico de éste al verse cerca del dios amarillo, señor del mun-do, hijo del Sol y de la Tierra
      • IV. Lo que ocurrió en la Nochebuena de 1492, y las terri-bles consecuencias de tal suceso
      • V. En el que la Muerte enseña su rostro a los argonautas esparñoles, cansada de la felicidad de este viaje
      • VI. Donde el Almirante derrama lágrimas al contar su lle-gada a las primeras tierras del Gran Kan, y los reyes lloran igualmente, hincados de rodillas, agradeciendo al cielo el descubrimiento de Asia por Occidente
  • EL MISTERIO DE COLÓN
    • El novelista al lector

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