En este libro Diego Castillo, siempre preocupado por indagar desde una mirada crítica deseosa de modificar una realidad que no acaba de asombrarle, hace un recorrido universalista y sin tiempo por los alrededores de la transcendente condición humana, penetrando en los pasadizos más irreconocibles y desconocidos del alma (la soledad, la inexplicable incertidumbre del vivir, la envidia, el materialismo al que el hombre anda sumiso, el otro yo, la no luz o la muerte que nos acompañará en cada paso del camino…). Son sus versos una constatación lírica de esa realidad, al mismo tiempo que un grito sosegado de impotencia, no exento de cierta necesaria esperanza, ante el espejo del ser humano y las imperfecciones de su vida reflejadas en él.