Esta es la historia de un niño apasionado por las ballenas. Como vivía cerca de un puerto de mar, siempre quiso conocer las ballenas, acariciarlas, hablar con ellas y comprender cómo vivían en las profundidades de los océanos. Tanto insistió que sus padres le dieron permiso para embarcarse en un barco ballenero. Y ahí comenzó su aventura entre las ballenas y los hombres que se dedicaban a su captura. Como tenía muy buena vista, lo designaron vigía. Debía gritar cuando se viesen ballenas. Entre otras apasionantes aventuras vividas en compañía de los tripulantes del barco, hombres rudos del mar, algunos de un gran corazón, conoció a dos pequeñas ballenas huérfanas que, pasado el tiempo, quisieron regresar a su lugar de nacimiento en busca del niño que antaño las había salvado. Ahora el niño es un anciano y a su lado su nieto lo ayudará a reencontrarse con sus queridos gemelos. El abuelo y el nieto respetaban las leyes del mar y ambos se preocupaban por proteger a las ballenas del maltrato y el sufrimiento inútil. Y el nieto puso todo su empeño en que el abuelo, al fin, se reencontrara con aquellas ballenas huérfanas. ¿Llegará el niño a pescar la ballena o la dejará en libertad? Y, ¿por qué regresarán las ballenas grises, gemelos hechos mayores, en busca del niño convertido ya en abuelo? ¿Podrán encontrarse?