Lucía es pasado es un libro de cambio. En él, al ojo de la mente que se encontraba al principio a oscuras, pero cómodo en su ceguera ante la verdad, se le presenta como un rayo la luz punzante del conocimiento que lo abre y le obliga a ver. El pasado es encarnado por Lucía, que, a pesar de no estar ya, constituye una parte esencial de Luz, la representación del presente despierto. Ante tal descubrimiento, ya no hay posibilidad de volver a la apacible negrura de la ignorancia, pues, incluso cerrando los ojos, “Atraviesa los párpados la luz, / despiadada verdad sin quietud”. Sólo queda, entonces, seguir el camino infinito de la “vieja conciencia nueva”, porque “Lucía es pasado. / Ahora hay Luz