Últimos días de la Guerra Civil.1939. La sierra de Cádiz. El cerdo, más que una historia de héroes, es el retrato de un pueblo de supervivientes y de villanos que viven en un paisaje invernal, en un lugar con el alma herida: dos pueblos, Pozobruno y La Solana, cuyos habitantes están cansados por una guerra que no han vivido en otras trincheras que las de la miseria, el hambre, la soledad de un paraje sitiado por la nieve y la bomba que, accidentalmente cae desde un avión en apuros pilotado por un italiano. El cerdo es la esperanza para todos ellos. El animal, esquivo y prudente, campa por los alrededores de los dos pueblos mientras “Serrucho”, un crío que vive solo en un chamizo, trata de darle caza con una escopeta prestada y el único cartucho que tiene. Cada habitante tiene en el cerdo una historia, un pasado que Rosita, por aquel entonces una niña de ocho años, nos cuenta con detalle, casi nunca amables.