En Diario de un seductor, Kierkegaard expone sus meditaciones sobre el amor. Johannes, experto en las artes del engaño y la manipulación, se acerca a la joven e ingenua Cordelia. Más allá de la trama literaria, la psicología del seductor sirve a Kierkegaard como recurso y medio para reflexionar sobre el “hombre estético”; el hombre que, atrapado por la fuerza de la inmediatez y el goce sensual, vaga por la vida víctima de sus instintos y sin poder ver en lo que le rodea nada más que un medio para satisfacer sus apetencias. Este enfoque de la vida lo lleva a hablar siempre de sí mismo, de sus intereses y de sus deseos. Cordelia es apenas una adolescente cuando Johannes se enamora de ella y se propone conquistarla. Se desarrolla a partir de ahí el proceso de seducción en el que Johannes despliega todas sus habilidades. Se trata de una narración pausada en la que el autor se recrea en cada acción, en cada pasaje, para poder exponer con gran estilo y mediante generosas dosis de ironía esta particular visión del amor y de la pasión.