En el proyecto intelectual de Alberdi parece inevitable la puesta en escena de la filosofía como ciencia de las causas últimas y como respuesta a los acuciantes conflictos del continente americano durante el siglo XIX. La Argentina de entonces, ávida de razones y de leyes, debería encontrar en la prédica de Alberdi referencias para orientar su actividad política y espiritual.