El modernismo y las vanguardias históricas se definieron mediante una retórica de la ruptura y construyeron un circuito literario paralelo, restringido (al menos en principio) a lectores selectos. Los integrantes de ambos movimientos se consideraron abanderados de la modernidad, y predestinados a enterrar el resto de la literatura de su época, que juzgaban anticuada o convencional.. Loa autores de este volumen, especialistas de la cultura española del primer tercio del siglo XX, dirigen su atención hacia las reseñas periodísticas, la crítica católica, las revistas satíricas, la novela de kiosko o el teatro comercial. El resultado de estas investigaciones confirma, en parte, la existencia de una lucha enconada entre la literatura comercial o confesional y la nueva literatura; pero también revela que la retaguardia literaria podía ser notablemente creativa y dinámica.