La dama de Monsoreau

La dama de Monsoreau

  • Autor: Dumas, Alexandre
  • Editor: Akal
  • Colección: Básica de Bolsillo
  • ISBN: 9788446027133
  • eISBN Epub: 9788446041900
  • Lugar de publicación:  Madrid , España
  • Año de publicación: 2015
  • Páginas: 896

Con las intrigas políticas y los enfrentamientos de la nobleza francesa durante la segunda mitad del siglo XVI como telón de fondo, Dumas desgrana la historia de amor del señor de Bussy y Diana de Meridor en un relato lleno de aventuras y acción que traza un sorprendente fresco del reinado del último de los Valois.

  • Cubierta
  • Portadilla
  • Legal
  • Prólogo
  • Bibliografía
  • Portadilla
  • Capítulo I. La boda de Saint-Luc
  • Capítulo II. Cómo no siempre el que abre la puerta es el que entra en la casa
  • Capítulo III. Cómo a veces es difícil distinguir los sueños de la realidad
  • Capítulo IV. Cómo la señorita de Brissac, o dicho de otro modo la señora de Saint-Luc, había pasado su noche de boda
  • Capítulo V. Cómo la señorita de Brissac, o dicho de otro modo la señora de Saint-Luc, se las arregló para pasar la segunda noche de boda diferentemente a como había pasado la primera
  • Capítulo VI. Cómo era «le petit coucher» del rey Enrique III
  • Capítulo VII. Cómo, sin que nadie supiera la causa de esta conversión, el rey Enrique se convierte de la noche a la mañana
  • Capítulo VIII. Cómo el rey tuvo miedo de haber tenido miedo, y cómo Chicot tuvo miedo de tener miedo
  • Capítulo IX. Cómo la voz del Señor se equivocó y habló a Chicot creyendo que hablaba al rey
  • Capítulo X. Cómo Bussy va en pos de su sueño, cada vez más convencido de que era una realidad
  • Capítulo XI. Qué hombre era el señor montero mayor Bryan de Monsoreau
  • Capítulo XII. Cómo Bussy encontró a la vez el retrato y el original
  • Capítulo XIII. Quien era Diana de Meridor
  • Capítulo XIV. Quien era Diana de Meridor. El trato
  • Capítulo XV. Quien era Diana de Meridor. El consentimiento
  • Capítulo XVI. Quien era Diana de Meridor. El matrimonio
  • Capítulo XVII. Cómo viajaba el rey Enrique III y qué tiempo necesitaba para ir de París a Fontainebleau
  • Capítulo XVIII. En el que el lector tendrá el placer de conocer al hermano Gorenflot, de quien ya se ha hablado dos veces en el curso de esta historia
  • Capítulo XIX. Cómo Chicot se dio cuenta de que era más fácil entrar en la abadía Sainte-Geneviève, que salir
  • Capítulo XX. Cómo Chicot, viéndose obligado a permanecer en la iglesia de la abadía, vio y oyó cosas muy peligrosas de ver y oír
  • Capítulo XXI. Cómo Chicot, creyendo que había recibido una clase de historia, recibió una de genealogía
  • Capítulo XXII. Cómo el señor y la señora de Saint-Luc viajaban uno al lado del otro y cómo se les unió un compañero de viaje
  • Capítulo XXIII. La orfandad del anciano padre
  • Capítulo XXIV. Cómo Rémy el Haudouin, en ausencia de Bussy, había hecho amistades en la casa de la calle Saint-Antoine
  • Capítulo XXV. Padre e hija
  • Capítulo XXVI. Cómo el hermano Gorenflot se despertó, y el recibimiento que le hicieron en su convento
  • Capítulo XXVII. Cómo el hermano Gorenflot se quedó convencido de que era sonámbulo y deploró amargamente su anomalía
  • Capítulo XXVIII. Cómo el hermano Gorenflot cabalgó sobre un burro llamado Panurgo, y aprendió en el viaje muchas cosas que desconocía
  • Capítulo XXIX. Cómo el hermano Gorenflot trocó el asno por una mula y la mula por un caballo
  • Capítulo XXX. Cómo Chicot y su compañero de viaje se instalaron en la hostelería del Cygne de la Croix, y cómo fueron recibidos por el posadero
  • Capítulo XXXI. Cómo el monje confesó al abogado, y cómo el abogado confesó al monje
  • Capítulo XXXII. Cómo Chicot, después de haber hecho un agujero con una barrena, hizo otro con la espada
  • Capítulo XXXIII. Cómo el duque de Anjou supo que Diana de Meridor no había muerto
  • Capítulo XXXIV. Cómo Chicot volvió a París y fue recibido por el rey Enrique III
  • Capítulo XXXV. Lo que había ocurrido entre monseñor el duque de Anjou y el montero mayor
  • Capítulo XXXVI. Cómo se celebró el consejo del rey
  • Capítulo XXXVII. Lo que venía a hacer al Louvre el señor de Guisa
  • Capítulo XXXVIII. Cástor y Pólux
  • Capítulo XXXIX. Cómo se vio probado que escuchar es la mejor manera de oír
  • Capítulo XL. La tarde de la Liga
  • Capítulo XLI. La calle de la Ferronnerie
  • Capítulo XLII. El príncipe y el amigo
  • Capítulo XLIII. Etimología de la calle de la Jussienne
  • Capítulo XLIV. Cómo a D’Epernon le rasgaron el jubón y a Schomberg le tiñeron de azul
  • Capítulo XLV. Chicot es, cada vez más, rey de Francia
  • Capítulo XLVI. Cómo Chicot hizo una visita a Bussy, y las consecuencias que de ella se derivaron
  • Capítulo XLVII. El ajedrez de Chicot, el bilboquete de Quélus y la cerbatana de Schomberg
  • Capítulo XLVIII. Cómo el rey nombró a un jefe de la Liga, y cómo no fue ni Su Alteza el duque de Anjou, ni monseñor el duque de Guisa
  • Capítulo XLIX. Cómo el rey nombró un jefe que no era ni Su Alteza el duque de Anjou, ni monseñor el duque de Guisa
  • Capítulo L. Eteocles y Polinices
  • Capítulo LI. Cómo no siempre se pierde el tiempo registrando los armarios vacíos
  • Capítulo LII. Ventre-saint-gris!
  • Capítulo LIII. Las amigas
  • Capítulo LIV. Los amantes
  • Capítulo LV. Cómo a Bussy le ofrecieron trescientos doblones por su caballo y lo dió por nada
  • Capítulo LVI. Diplomacia del señor duque de Anjou
  • Capítulo LVII. Diplomacia del señor de Saint-Luc
  • Capítulo LVIII. Diplomacia del señor de Bussy
  • Capítulo LIX. Una bandada de angevinos
  • Capítulo LX. Roland
  • Capítulo LXI. Lo que venía a anunciar el señor conde de Monsoreau
  • Capítulo LXII. Cómo Enrique III supo la huida de su bienamado hermano el duque de Anjou, y las consecuencias que de ello se derivaron
  • Capítulo LXIII. Cómo siendo de la misma opinión Chicot y la reina madre, el rey se volvió de la misma opinión de la reina madre y de Chicot
  • Capítulo LXIV. Donde queda probado que el agradecimiento era una de las virtudes del señor de Saint-Luc
  • Capítulo LXV. El proyecto del señor de Saint-Luc
  • Capítulo LXVI. Cómo el señor de Saint-Luc mostró al señor de Monsoreau la estocada que el rey le había mostrado a él
  • Capítulo LXVII. Donde se ve a la reina madre entrar poco triunfalmente en la buena ciudad de Angers
  • Capítulo LXVIII. Las pequeñas causas y los grandes efectos
  • Capítulo LXIX. Cómo el señor de Monsoreau abrió, cerró y volvió a abrir los ojos, lo que era una prueba de que no estaba muerto del todo
  • Capítulo LXX. Cómo el duque de Anjou fue a Meridor para expresar sus condolencias a la señora de Monsoreau por la muerte de su marido, y cómo se encontró con este que salía a recibirle
  • Capítulo LXXI. Del disgusto que producen las literas demasiado anchas y las puertas demasiado estrechas
  • Capítulo LXXII. En qué disposiciones estaba el rey Enrique III cuando el señor de Saint-Luc reapareció en la corte
  • Capítulo LXXIII. En el que se trata de dos personajes importantes de esta historia que el lector había perdido de vista desde hacía algún tiempo
  • Capítulo LXXIV. Cómo los tres principales personajes de esta historia hicieron el viaje de Meridor a París
  • Capítulo LXXV. Cómo el embajador del señor duque de Anjou llegó a París, y el recibimiento que tuvo
  • Capítulo LXXVI. El cual no es otra cosa sino la continuación del precedente, acortado por el autor con motivo del fin de año
  • Capítulo LXXVII. Cómo Saint-Luc cumplió con el encargo que le había hecho Bussy
  • Capítulo LXXVIII. En qué aspectos el señor de Saint-Luc era más civilizado que el señor de Bussy, las lecciones que le dio y el uso que el amante de la hermosa Diana hizo de ellas
  • Capítulo LXXIX. Las precauciones del señor de Monsoreau
  • Capítulo LXXX. Una visita a la casa de las Tournelles
  • Capítulo LXXXI. Los emboscados
  • Capítulo LXXXII. Cómo monseñor el duque de Anjou firmó, y cómo, después de haber firmado, habló
  • Capítulo LXXXIII. Un paseo por las Tournelles
  • Capítulo LXXXIV. En el que Chicot se duerme
  • Capítulo LXXXV. En el que Chicot se despierta
  • Capítulo LXXXVI. El Corpus Christi
  • Capítulo LXXXVII. El cual añadirá algo más de claridad al capítulo precedente
  • Capítulo LXXXVIII. La procesión
  • Capítulo LXXXIX. Chicot I
  • Capítulo XC. Los intereses y el capital
  • Capítulo XCI. Lo que ocurría por la parte de la Bastilla, mientras que Chicot se cobraba las deudas en la abadía de Sainte-Geneviève
  • Capítulo XCII. El asesinato
  • Capítulo XCIII. Cómo el hermano Gorenflot se encontró más que nunca entre la horca y la abadía
  • Capítulo XCIV. En el que Chicot adivina por qué D’Epernon tenía sangre en los pies y no la tenía en las mejillas
  • Capítulo XCV. La mañana del combate
  • Capítulo XCVI. Los amigos de Bussy
  • Capítulo XCVII. El combate
  • Capítulo XCVIII. Conclusión
  • Publicidad

SUSCRÍBASE A NUESTRO BOLETÍN

Al suscribirse, acepta nuestra Politica de Privacidad