Hubo un tiempo en el que Albania era el paraíso, un lugar donde hasta el barro sabía a miel. La tierra más feliz del planeta. Un Edén cercado por alambre de espino y con un único Dios: Enver Hoxha. Para unos, padre y tío, el Camarada Comandante, el erudito y magnánimo Faraón rojo. Para otros, un monstruo, un caníbal, un demonio que se alimenta del miedo y la miseria del pueblo. Barro más dulce que la miel es el descenso al último de los círculos del infierno comunista. Un sistema acorralado por el hambre, el frío y la febril paranoia a ser delatado a la Sigurimi, la KGB albanesa que tenía oídos hasta en los quicios de las puertas y ojos hasta en los nudos de los árboles. Heredera de los mejores genes del reporterismo polaco y con una prosa que se acerca con elegancia a la poesía, Margo Rejmer recompone la historia reciente de un país que vivió de espaldas al mundo. La pesadilla de una nación ahogada por la autarquía y dirigida por una clase de burócratas sombríos y torturadores alienados. Rejmer ha escuchado a los vástagos de la dictadura y ha roto el silencio de los desterrados, de los que sufrieron las purgas y se pudrieron de frío en las cárceles. De los ministros que acabaron en lo profundo de una mina. De alcaides y jueces y niños prodigio. De presos que tradujeron a Sófocles para mantener la cordura. De espías condenados a serlo. De los apaleados, torturados y aplastados cuyas vidas fueron sacrificadas en el altar de una ideología que declaró la guerra a la libertad y la belleza.