Con el siglo XX ha finalizado una época de la historia. Las dos guerras mundiales acentúan las tensiones que abren paso a un orden que sucumbe en 1989 con la caída del muro de Berlín. El desarrollo de la técnica y la aparición de la televisión anulan la distancia entre sujeto y objeto característica del pensamiento moderno. Las nuevas tecnologías se convierten en plataforma de importantes cambios sociales cuando comienza un nuevo milenio. Los analistas de tendencias descubren el nacimiento de una nueva sensibilidad que busca pensar de otro modo al hombre, el mundo y la cultura. Romano Guardini anticipó algunos de los problemas que recibía el siglo XX y que debían encontrar una nueva orientación. En 1918 afirma la primacía del Logos sobre el Ethos subrayando cómo el respeto al ser, a la verdad y al sentido de la realidad protegen al hombre. Desde una profunda confianza en la capacidad humana de conocer, ofrece como respuesta a los problemas que plantea la tradición intelectual que le precede un modo de contemplar al hombre desde la revelación que puede ayudar a pensar el curso de la cultura contemporánea.