Siete domingos rojos (1932) es una de las primeras novelas de Sender y también una de las más vigorosas de su extensa producción. Con abundantes dosis de reportaje, con no pocos ingredientes extraídos de su propia circunstancia personal, el autor traza las líneas maestras del anarquismo español durante la Segunda República. Hasta el momento no se había reeditado la primera versión de la obra. Las reediciones de los años setenta incluyen importantes modificaciones con respecto al texto original, como pone en evidencia la presente edición crítica.
- Cubierta
- Portada
- Política y estética en una novela de avanzada. Francis Lough
- Sender y la revolución
- Siete domingos rojos, novela de la revolución
- Samar, el amor y la política
- Sender y la «literatura de avanzada»
- Siete domingos rojos y Las Tres Sorores
- Estudios previos. José Miguel Oltra Tomás
- A propósito de la intención del estilo en Sietedomingos rojos (1932), de R. J. Sender
- Los nombres simbólicos en Siete domingos rojos
- De Siete domingos rojos a Las Tres Sorores: un proceso de reescritura
- Nuestra edición. José Domingo Dueñas Lorente
- Siete domingos rojos (novela)
- Para una cuestión previa
- I. Habla el camarada Villacampa, del Sindicato Mercantil
- Primer domingo
- II. Los altavoces sabotean un mitin
- III. Autopsia de los camaradas Espartaco, Germinal y Progreso
- IV. Habla la compañera de Oficios Varios, Star García, que se ha quedado sola en el mundo
- V. Doña Luna, del sistema solar, tiene la palabra
- VI. Vamos al río, nos bañamos y «actúo» con poca fortuna. (Habla el compañero Samar)
- Segundo domingo
- VII. Un voto de censura. ¡Siempre más! El asalto
- VIII. Los ataúdes pierden el rumbo y naufragan
- IX. «We must be hard in the line». Paraísos artificiales. El Vigía, diario de la noche
- X. Casa de Nicanor. Sabotaje. La virtuosa Emilia. (Tiene la palabra Urbano Fernández, del Gas y Electricidad)
- Tercer domingo
- XI. La destrozona y el sol de mayo. Certidumbre y estado de guerra
- XII. Habla Star y entre otras cosas cuenta cómo defendió un tranvía para dar celos a Villacampa
- XIII. Villacampa se decide a reflexionar sobre la violencia
- XIV. Diálogo sobre el amor y la muerte -al estilo burgués- y fin de la destrozona. (Habla Samar)
- XV. La Virgen de la Ira Propicia. Frente único en la oración. Antifonario. (Tiene la palabra la tía Isabela)
- Cuarto domingo
- XVI. Acta. Manifiestos en el cuartel. A Samar le piden un hijo
- XVII. Villacampa, Star, don Fidel, honra de difuntos y el gallo. Todos en el desván de las mazorcas
- XVIII. Confina al norte con el Cantábrico y los Pirineos, que la separan de Francia
- XIX. El sindicalismo sin pistola. Tónica de la primera galería
- XX. Embriaguez de las multitudes en la tarde
- XXI. La sombra de Fau, la estrella polar y la fiesta de mayo
- Quinto domingo
- XXII. Habla el anarquista de la melena blanca. Asaltamos el alba a tiro limpio
- XXIII. Tormenta de mayo y «accidente en su domicilio»
- XXIV. Samar muere junto a un portal pero no se entera
- XXV. Volvamos, si no son ustedes muy impresionables, a la noche anterior y conoceremos el automóvil del diablo
- XXVI. Otra vez en el depósito de cadáveres
- Sexto domingo
- XXVII. Un hecho, un objeto y una muchacha fuera del tiempo. Anochece en el Pacífico
- XXVIII. Entierro del gallo y revelación de la estrella en el amanecer
- XXIX. El fracaso como arma de ataque. Séptimo domingo del porvenir. (Habla el camarada Villacampa)
- XXX. Epílogo sin fin
- Aparato crítico
- Notas complementarias
- Bibliografía
- Índice
- Contracubierta