Luisa Josefina Hernández juega con los distintos papeles que se le han impuesto directa e indirectamente a la clase media y a la mujer, sumergiendo a sus personajes en un ambiente de machismos y cinismos que se han ido naturalizando a través del tiempo. Desde degradaciones sociales como patriarcados revestidos de matriarcados, jóvenes circundados por la violencia, y pensamientos descarados, la autora demuestra con una fina maestría el furor enclaustrado y la vida densa implantada.