A veces, poesía también es hacer lo que te salga de los ovarios.
Un orgasmo en guerra también es que te quemen el alma hasta que el aire se entrecorta y te conviertes en lluvia brotando desde dentro sin control.
Que te maten de la risa justo después de llorar.
Que te conviertan los inviernos en primavera y de ellos florezca la nieve quemando ascuas a su paso.
Poderme masturbar en infinidad de recuerdos pensando en ti, llegar al éxtasis que me provoca la evocación de tus dedos hurgando dentro de mi ser, buscando algo que agarrar con los dientes para llevarte de mí otro gemido violento.
Una batalla estacional donde me vuelvo inmortal.
Un suspiro con la lluvia que brota de mis piernas. Mojada. Colérica. Destrozada. Recogiendo los retales sin costura de esta muñeca rota.