Todos necesitamos una nota final que nos cierre.
«Curioso: vives en un mundo que está marcado desde sus inicios por el sello de la fatalidad y el único desahogo plausible es una cerveza helada, el onanismo y la lectura. Debería decir algo nuevo y, sin embargo, digo lo viejo. Mi lenguaje está deformado por zapatos demasiado estrechos».
Las voces entrecruzadas de escapadas románticas, aventuras musicales, delirios de cuarentena, salvajes (des)conciertos de una orquesta sinfónica con un cantautor de rap y los curiosos eventos del célebre festival de la Pampilla configuran el hilo narrativo de esta serie de historias que comparten la frecuencia estival de un protagonista que siempre es el mismo y no lo es. La última estrofa es una obra protagonizada por un espíritu solitario, temeroso, que busca definirse y salir de un estado de ambivalencia existencial que al mismo tiempo lo orienta hacia el mundo y lo aleja de él.