Dos parejas cuyos destinos se entrecruzan en una obra rápida, de diálogos afilados y con la ambición de dejar un mensaje.
Una obra de estructura clásica, pero de tema profundamente moderno, de esa modernidad en la que se reconoce que nuestros placeres y tragedias se mantienen hoy como un eco inagotable de lo que vivieron, muchas veces con sorpresa o estupor, otros hombres y mujeres de otras épocas. El mal es el protagonista de la obra o, más exactamente, «el pequeño mal», por utilizar las palabras de uno de los protagonistas; en este caso Carmen, una joven comprometida y necesitada de justificaciones más altas, pero que, en el momento de concluir el libro, está a punto de quedar atrapada por aquel al que se opuso, por el único personaje que, en la obra, representa abiertamente la manifestación cotidiana del mal.