Ella tenía algo que contarles. Ese cuento que, quizá, solo puede relatarse una vez.
Los ángeles sin alas existen.
Siembran preguntas en ti,
te muestran otros caminos,
te ven como eres y, sin que
te des cuenta, te ayudan a
encontrar tu mejor versión.
Yo tuve uno.
Y quiero contarlo.