Se trata de una obra de adolescencia escrita con espíritu adolescente, con eso bastaría. Sin embargo, hay más.
Formalmente, esta obra se estructura en dos partes que, grosso modo, se corresponden a la vivencia y al recuerdo, el pasado vivido y el presente que lo reifica, si bien esa diferencia se reproduce virtual e indefinidamente al interior de cada parte como un cristal dentro de otro.
La novela se construye, en cuanto a su contenido, sobre el modelo de la Vita nuova, de Dante, tanto en lo que hace al tratamiento literario del personaje (Beatrice/Manuel) como en la relación del autor con su obra, planteada en términos de dicotomía entre literatura y vida.
El tema último, que sirve de sustrato y da sentido a lo anterior, es el que se declara como experiencia original en uno de los capítulos centrales, de manera que toda la obra viene a ser la exposición del mismo motivo con variaciones, lo que asegura su unidad interna a modo de largo poema narrativo.Esa coherencia temática, a su vez, constituye la expresión de una vida o período vital condicionado por una experiencia fundacional, de la que se padecen sus efectos, manifestados en el anecdotario de la narración.
La literatura se concibe, así, como terapia, y el recuerdo su arma. De ahí que la técnica empleada sea la reescritura.