El amor por la provincia.
Una mujer gorda y guapa, Soledad, ha abandonado a su marido y a sus hijos ya mayores, se ha ido de casa «para siempre», asegura; y se ha ido sola sin otro hombre. Esta es la visión de la transición desde la izquierda, desde alguien que fue militante contra Franco.
Soledad proviene de una familia republicana muy represaliada por Franco. Sus dos hijos y su marido van a verla con frecuen cia al pisillo al que se ha ido a vivir. A ellos los ha dejado con la muchacha Fausta.
A Soledad no le gusta el gobierno socialista; ella, en la clandestinidad desde el partido, soñó otras cosas. Se ha ido a Logroño, donde vive su hermana y donde ella participó tanto en la fundación del partido allí. Su amiga íntima de la niñez es Olvido, hija de un falangista asesino en la guerra. Olvido también es hermana del ministro de la novela Transición.
Su marido la sigue queriendo e intenta que vuelva a casa, pero ella nunca volverá con él.
En esta novela aparece Antonio Amat, dirigente histórico socialista mítico y nada ortodoxo que finalmente se tiró al mar para ahogarse; y también aparece Julián, un hombre que se ha hecho muy rico con los socialistas y amigo de la infancia de Soledad y de su hermana.
Aparece la tía Dorotea, señorita muy culta de la república que después de la guerra civil se dedicó a criar cerdos en su huerta. Ella siempre defiende al Gobierno.
En esta novela se cuenta la clandestinidad desde el PSOE contra Franco, cuando solo dos españoles de cada cien militaban activamente contra el franquismo del auge de la radio entonces.