Los primeros poemas que leí de Mónica Quintero, hace muchísimos años, hablaban de un “él” amado y perdido para siempre. Un tiempo después apareció su nombre: Eduardo, su padre asesinado cuando ella no había cumplido aún su segundo año de vida. Esta pérdida es el hilo conductor de gran parte del presente libro, y la constatación de las soledades que vinieron después.
Otros poemas exploran el lugar de la poeta en el mundo, en la intimidad de su cuarto, en su cama, con su gato, en la convivencia con el Otro, en el trabajo, mientras estudia y va a clases de baile, cuando amasa pan y hornea tortas. Es como si hiciera un inventario de los sentimientos y objetos que constituyen su cotidianidad.
La atmósfera que identifica el libro es una constante de soledad y desasosiego. Hay poemas sobre el vacío que deja el amado cuando se va; otros en los que nombra el encierro, el desespero, la soledad, la enfermedad como riesgo inminente que aguarda afuera de la casa en tiempos de pandemia. Aquí la muerte toma una forma menos metafórica, más real, más externa.
Aparecen, también, textos sobre la ciudad como espacio amado y temido, sobre el español como la lengua en la que se hace poesía; otros que describen la realidad como un conjunto de objetos que nos dan la certidumbre que necesitamos para caminar por la vida. Son las múltiples voces de la poeta que ha construido un mundo propio.
Lucía Donadío
- Mi papá es una foto
- Cuántos muertos, papá.
- Tu cuerpo es polvo en un cementerio
- La muerte llegó de pronto
- Tu ausencia
- Te mataron un día
- Ahora describo tu cara
- tienes treinta y tres años, según mis cálculos.
- Diecinueve.
- En los entierros
- Ya estás viejo.
- Si hubiera estado para elegir
- Antes de dormir le digo
- Un día estuve allí.
- Existes porque te pienso.
- La ausencia es espinosa.
- Un día
- No lloró, pese al dolor, pese a la turba.
- Muertos ajenos
- Pienso en el amigo de la canción
- No aparece la E.
- Dos de julio a la x.
- En la ventana
- Hay noches
- Estoy en la casa de Jenny Alexandra,
- A veces se me pierde la M
- Inventario
- Cuando se pierden las medias
- Dicen que las estrellas
- Hay días menos soleados
- Lo he visto
- Escudriñas hacia atrás
- Mi casa también tiene balcón
- Rulfo
- Las cucarachas
- Me miro los pies
- Tengo que decirle al gato que lo quiero
- ¿Bailamos?
- Ventanas
- Un día
- Caja de cartón
- Me presentaste a tu novia
- Olvido temprano
- Cuando te llamas Alejandro
- El gato también se enamora
- De días en que llueve adentro
- Lo imaginas en el balcón
- Primera despedida
- Mojarnos
- Viaje en moto
- Nunca fuimos felices del todo
- Cuando pienso en vos
- Aprendo a vivir sin vos
- Si tuviese que describir el dolor de uno a diez
- Caminas.
- Despedirse
- De otras tristezas entre objetos cotidianos
- Vamos a llorar
- Arreglar el clóset:
- El cadáver de una cucaracha
- Condenado
- Hay afuera una telaraña
- Miedo
- Afuera hay un virus,
- ¿Te gustan mis zapatos?
- Cuántos pájaros escondidos.
- Estrés postraumático
- el hambre detrás de la ventana
- Clases a las seis, después del trabajo
- De pronto
- No llueve
- Una tórtola duerme en la ventana,
- 11:11
- Azar
- Respirar
- Esta ciudad
- Camila
- Otras letras, que no fueron(incluyendo una H, que alguna vez sonó)
- Puntos suspensivos
- Afuera la lluvia cae a retazos
- Los dos, en el futuro
- Desencuentro
- H
- Lista de mercado
- Growing apart
- A un océano de distancia
- Al final del punto
- Un día que te quise
- Dos punto dos segundos
- Esa vez, que todavía éramos
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