En algún poema de este libro el hablante lírico dice: Que la vida venga/ Y nos visite/ Ya está listo/ El café de la mañana. Esa convocatoria se dilata en los textos que lo configuran. La ‘vida visitó’ a su autora y le otorgó clarividencias con las cuales intuyó los eternos insumos de cualquier poética. Desde los muy arriesgados y lábiles de la poesía con contenido social, pasando por la de registros telúricos: naturaleza que vibra con todos sus acentos y colores: tierra, sol, cielo, agua; viento, que en este poemario es un fuego… Hasta llegar a registros intimistas: soledad, alegría, sufrimiento, abandono y retorno, huidas; búsqueda y hallazgo de lo que nos pertenece o pretendemos propio por el solo hecho de ser humanos. Va una imagen que lo dice bien: Un columpio danza/ en el centro del parque,/ en el centro de la vida,/ en el corazón de un niño
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- Índice
- Parte I: Entre la tiniebla
- Y la casa olvidó la noche
- La soledad se acaba cuando llega la guerra
- El silencio de los patios
- Cuerdas sensibles
- Ornamentos
- Entre la niebla
- Ya hemos sepultado los pasos roídos por la cal
- Después del amanecer
- Fractal I
- Mañana despertará el sol
- Zozobra
- Silencio
- Parte II: Errante
- El silencio de los espejos
- Hacia el abismo
- Fractal II
- Del cielo
- Frente al sol
- Errante
- Sueños de hojas transparentes
- Castillo
- Parte III: Fuego en el viento
- A casa
- Pájaro
- Lluvia
- Árbol
- Patio
- Encender
- Luces perpetuas
- Cometa
- Fractal III
- Unicornio
- Un mar
- Caminar lejos
- Dragones
- Fuego en el viento