Como niña refugiada, siempre he tratado de encontrar mi propio “hogar”. La poesía es entonces mi escape y mi sustento a la vez: uno dos fuerzas opuestas a través de la poesía y el trabajo para encontrar mi “hogar”. Peregrina entonces se acerca a la inmigrante y a su experiencia, ya que esa migrante soy yo. Las lectoras sienten que mi poesía nace de adentro porque soy yo a quien expongo, y se ven reflejadas en ella. Mis escritos y mi trabajo se entrelazan así en un solo espíritu. Escribo su vida (así como la mía): la he visto, la he escuchado, he llorado lágrimas con ellas. Me he sentado en los tribunales mientras esperan noticias de sus casos de asilo, muchas veces terminando en órdenes de deportación, y ahora quiero compartir este horror con el mundo; sin embargo, también quiero comunicar su interminable alegría, su esperanza en la misericordia ajena. Quiero divulgar la voz que nadie escucha de esta increíble población. Esto es lo que escribo y el por qué lo escribo. Mi poesía entonces llega no solo a la inmigrante, sino a gente de todo color, toda religión, toda cultura, porque habla un lenguaje universal que todos comprenden: habla al corazón humano.
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- Índice
- 1. Refugiado
- 2. Nada
- 3. Benjamín
- 4. Reflexión
- 5. La rueda divinamente
- 6. Palabras
- 7. Ambulante
- 8. Las azucenas
- 9. La viuda negra
- 10. Conflicto
- 11. Ritmo Cubano
- 12. Hiedra enselvada
- 13. Hija de tu sangre
- 14. El voyeur
- 15. Oda a una niña refugiada
- 16. Domingo de Pascua
- 17. El arroz de mi mamá
- 18. El camino
- 19. Él, desconocido
- 20. Los tres destinos
- 21. El espejo
- 22. Día del trabajo 2015
- 23. Edificio en oro
- 24. Padre mío que
- 25. Capullos de Guadalupe
- 26. Memoria
- 27. El nido del petirrojo
- 28. Marimacho
- 29. Las vías del tren
- 30. De espinas y púas
- 31. Hacia el norte
- 32. El amanecer
- 33. Mi mamá lavando ropa
- 34. El gran cielo azul
- Reconocimientos