¿Qué heroísmo, qué epicidad, se puede encontrar, o se puede insu_ ar, en dos que escapan, en dos que huyen? Me refiero al soldado que huye y no sirve para otra guerra. Me refiero al fugitivo neto: al que se va en un puro irse, al que no quiere saber ya más nada. ¿Cómo hallarles, cómo otorgarles, el temple impar de los hacedores de hazañas, el semblante fatal de los que sellarán un destino; cómo rescatarlos y a la vez perderlos (rescatarlos como lo que son: dos perdidos); cómo añadir a su reciedumbre bélica, pesarosa y en declive, otro tono y otro aire: los de la sentimentalidad; cómo conjugar su pasado en tiempo presente, hasta tornarlos tangibles y remotos, mitológicos y próximos?
¿Se puede? ¿Acaso se puede? La mejor literatura puede. Cecilia Romana pudo: Callao 1824 es un libro de excepción.
Martín Kohan
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- Índice
- Jornada de San Mateo
- Estomba y Luna
- Estomba se acuerda de Gauna y Alderete
- Juan Pedro Luna
- La fila allá
- Algunos que iban de las Casas Matas
- La primera vez que usó
- Luna piensa
- Con el tiempo me pregunto
- La carta que dejó
- El derecho
- La casaca de Luna
- El tema es
- Estomba habla en sueños
- Palabra y silencio
- Luna
- Luna nace en Buenos Aires
- Jornada de San Juan
- Cuando los realistas advierten
- Prudán y Millán
- Por fin Prudán halló
- 1824
- Para Millán
- El pensamiento
- ¿Por qué fui al frente?
- Última tarde I
- Última tarde II
- Última tarde III
- La resurrección
- Querías
- Comparación
- Las preguntas
- Prudán le habla
- El corazón es una mancha
- Las letras
- Días después
- Millán