"Al poner un pie en el pórtico de Presagios de la vida en Nosgoth , de Juan Fernando Bermeo, inmediatamente uno reconoce un bello homenaje a la fantasía y al terror literario que sirven de inspiración a las obras que, a su vez, lo inspiran a él, pero basta con cruzar el umbral para ver tocados los nervios abiertos del horror que supera al fantástico y al sobrenatural; aquel horror subyacente y cotidiano; aquel horror de los vampiros que acechan a plena luz del día, como lo han hecho siempre alimentándose, si, de sangre, aunque también de sudor, de ignorancia, de sufrimiento y de conformismo. Es pues Nosgoth en verdad el país de todos; el tuyo, el mío, y el de lobos, corderos y vampiros.