Pero López de Ayala (1332-1407). España. Nació en Vitoria, era hijo de Fernán Pérez de Ayala y de Elvira de Cevallos. Ejerció la política, la diplomacia, la guerra y la poesía. Sirvió a cuatro monarcas: Pedro I, Enrique II, Juan I y Enrique III. Combatió en varias batallas y cayó prisionero en las revueltas de la Aljubarrota a manos de los portugueses. En su rescate, que costó treinta mil doblas, intervinieron su esposa, doña Leonor de Guzmán, el maestre de Calatrava y los reyes, no sólo de Castilla, sino también de Francia, pues, entre otros muchos cargos, fue embajador en este país.
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- Sumario
- Presentación
- Cristus adsit nobis gratia
- Prólogo
- Capítulo I. De las aves que son llamadas de rapiña, así como azores, halcones y gavilanes, esmerejones y alcotanes
- Capítulo II. De los plumajes de los halcones y primeramente del halcón neblí
- Capítulo III. Del halcón baharí y tagarote
- Capítulo IV. Del halcón gerifalte
- Capítulo V. Del halcón sacre
- Capítulo VI. Del halcón borní
- Capítulo VII. Del halcón alfaneque
- Capítulo VIII. Cómo se debe regir y alimentar el halcón neblí y ciertas reglas prácticas para ello
- Capítulo IX. Cómo se debe limpiar el halcón del piojo
- Capítulo X. Cómo se debe purgar al halcón del agua común que no es vidriada
- Capítulo XI. Cómo se debe purgar el halcón del agua vidriada
- Capítulo XII. De la purga común para purgar al halcón del cuerpo
- Capítulo XIII. Del halcón que deseca
- Capítulo XIV. Del halcón que está atemorizado
- Capítulo XV. Del halcón que tiene güérmeces
- Capítulo XVI. Del halcón al que le remanece el papo
- Capítulo XVII. Del halcón que tiene el papo lleno de viento
- Capítulo XVIII. Del halcón que tiene plumadas viejas
- Capítulo XIX. Del halcón que tiene hinchado el buche
- Capítulo XX. Del halcón que tiene lombrices
- Capítulo XXI. Del halcón que tiene filandras o filomeras
- Capítulo XXII. Del halcón que tiene piedra
- Capítulo XXIII. De la úlcera que se hace en la llaga del halcón
- Capítulo XXIV. De la comezón que tiene el halcón en las plumas, por lo cual se las come y se las arranca
- Capítulo XXV. Del halcón que se le cae la uña
- Capítulo XXVI. Del halcón que tiene clavos en los pies
- Capítulo XXVII. Del halcón a quien se le hinchan los pies o le arden
- Capítulo XXVIII. Del halcón que se le quiebra la pierna
- Capítulo XXIX. Del halcón que se quiebra el ala
- Capítulo XXX. Del halcón que se le quiebra el ojo
- Capítulo XXXI. Del halcón que tiene hidropesía o hinchazón en el vientre
- Capítulo XXXII. Del halcón que devuelve y tiene el papo y tripas frías
- Capítulo XXXIII. De los halcones que son heridos por aves
- Capítulo XXXIV. De la herida del halcón
- Capítulo XXXV. De la abatidura del halcón
- Capítulo XXXVI. Del halcón que tiene las tripas fuera
- Capítulo XXXVII. Del halcón que tiene las quijadas torcidas
- Capítulo XXXVIII. Cómo debes hacer la muda a tu halcón
- Capítulo XXXIX. De algunos halcones que no quieren mudar, y cómo harás para que tu halcón mude muy aprisa
- Capítulo XL. Cómo harás después que tu halcón hubiere mudado
- Capítulo XLI. De los azores
- Capítulo XLII. De los gavilanes
- Capítulo XLIII. De los esmerejones
- Capítulo XLIV. De los alcotanes
- Capítulo XLV. Del paso de las aves
- Capítulo XLVI. De cómo se deben injerir las plumas quebradas
- Capítulo XLVII. De cuáles cosas y medicinas debe andar apercibido el cazador y traer consigo para sus aves