Juan Carlos Bonet es un poeta. No es novelista, ni ensayista, ni columnista. Es poeta puro. Estertores y cenizas tiene su origen, sin duda, en ese fuego que anima su alma y le da fuerza a las palabras que se encadenan en versos y líneas que reviven en el lector emociones profundas que pueden ser compartidas, por los temas eternos de la poesía; el amor, el deseo, el olvido, la muerte, el dolor, el gozo, la memoria… el pensamiento y la fantasía y todo eso tiene que cristalizar en palabras. ¿Por qué el verso y no la prosa?
Su tensión melódica y dramática, su expresión emocional no puede ser trasladada a la prosa. Necesita de una palabra que aspire a ser canto. Como una rapsodia, este poeta va contando y relatando los episodios de su vida más íntima y secreta. Sabe, cómo el poeta Whitman, “que el peor de los errores es el silencio”.
Por eso el poema es una experiencia que el autor arde en deseo de comunicar, de comunicarnos los motivos que le dieron vida a esa voluntad de revivir la fugacidad de un instante, de provocar la resurrección de instantes que dan sentido a su existencia. De otorgar vida permanente a esos sentimientos o pensamientos, por medio de la magia de la palabra escrita con tinta a mano. Por asegurarle un futuro a ese sentimiento que estremeció su ser, de ese ser que es un ser de la palabra, como lo es todo poeta y todo actor.
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- Contenido
- Prólogo
- Andar entre cenizas
- Empieza el mundo
- Permaneces en la noche más profunda,
- Las madrugadas me encuentran
- La tristeza es un domingo cualquiera
- Si como dijo el poeta
- Qué cruda primavera,
- Cae sobre mi pecho
- El amor
- La lágrima es una sola
- Miro en el retrovisor con los ojos nublados. Suena
- La luna balbucea
- Al mundo no hay que adjetivarlo
- Un desetrañado dolor se instala
- Estuve observando las sombras
- Te voy a besar
- Nos bebemos las calles,
- Se abren de par en par los brazos
- Muerte nacida de tu vientre
- Los sonidos espontáneos de su íntimo
- Subirse al tren de la memoria, largo, deslumbrante
- No logro el viento,
- El árbol, sueño de la tierra,
- Estertores y profecías
- Mayeútica
- Asintáxis
- Asunción
- El alquimista
- Purificación
- Vocación
- Anunciación
- Arquetipos
- Ficción
- Redención
- Deseo
- Nirvana
- Peregrino
- Epifanía
- Asalto
- Torpeza
- Revelación
- Parálisis
- Ignoráncia
- El Tercer ojo
- Ascención
- Anclaje
- Parálisis (II)
- Ciclos
- Vocación (II)
- Refugio
- Inclinación
- Ambición
- Redención del sueño tanático
- Oficio
- Ignorancia
- Sincronía
- Laberintos
- Estertores
- Estertores (II)
- Sopor
- Hartazgo
- Comunión
- Cosmogenia
- Liturgia
- Pánico
- Misa interior
- Apocalipsis
- Vasos incomunicantes
- Crisis
- Destino
- Gnosis
- Paracosmos
- Eros embalsamado
- Incógnito esplendor
- Intuición
- Abismo estrellado
- Ceguera
- Transfiguración
- Ontología
- Ucronía
- Muerte coloidal
- Éxodo
- Estertores (III)
- Fastidio
- Éxodo (II)
- Recapitulación
- Epílogo