La serie Derivas de complejidad está pensada como un mapa tridimensional en el que se aprecian valles y montañas, rugosidades y vecindarios. El mundo que estamos viviendo y el que viviremos en un futuro relativamente previsible exige del trabajo mancomunado y cruzado, a la vez que la puesta manifiesta de su no linealidad, el cruce de dimensiones aparentemente inconmensurables, de lenguajes y herramientas que necesariamente tienen que ver con la existencia de fenómenos y comportamientos abiertos, y por ello mismo cargados de incertidumbre, turbulencias e inestabilidades.
No hemos perdido las certezas y las verdades ganadas por la historia de la humanidad, la historia de la ciencia, la historia de la civilización y de las culturas. Adicionalmente, hemos aprendido la incertidumbre, la no linealidad, las emergencias y la sorpresa, entre otros rasgos, elementos y características. Andar a la deriva, estar a la deriva, no es en absoluto –y ciertamente no de manera necesaria– un estado negativo. En nuestro caso, andar a la deriva significa reconocer que nos encontramos en estado de investigación, que es, con seguridad, la mejor de las condiciones de quienes pertenecemos a la comunidad científica y académica. El título grueso de aquello que investigamos es precisamente ese: la complejidad del mundo, la complejidad de la naturaleza, la complejidad de la sociedad, en fin, la complejidad misma del conocimiento. Sin embargo, ¿qué es complejidad? es justamente el tema, el hilo conductor de los capítulos que integran este libro.