No tuve juguetes pero tuve fusil

Fui un Niño Guerrillero de las Farc. Me llamo Beto. Solo hice segundo de primaria. A mis 12 años, para huir de la miseria y en busca de un sueño, ingresé a la guerrilla de las Farc, me dieron un fusil y durante nueve años mi fusil fue lo más importante que tuve en la vida. De él vivía, con él dormía, con él lo lograba todo. En las Farc éramos niños violentos, combatíamos como adultos. Pero el futuro guerrillero nunca fue lo que soñamos. No tuve juguetes, pero tuve fusil. Deserté a sangre y fuego de la guerrilla. Me fugué, logré llegar a Bogotá y me entregué en la Escuela Militar de la Calle 80 en Bogotá. Me torturaron, pero luego me creyeron y trabajé dos años como informante para el Ejército. Yo también hice los falsos positivos que beneficiaban al Ejército y la Policía para sus nombramientos. A los dos años los Generales me vincularon con las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio. Por mi experiencia en la guerrilla terminé siendo el Jefe Instructor Militar del Magdalena Medio, allí formé militarmente a 5.000 hombres paramilitares. Yo formé militarmente al Comandante Carlos Castaño. La Justicia me condenó por “paraco” a cuatro condenas de treinta años, que me las acumularon en una sola, para que no fuesen varias cadenas perpetuas, y pagué treinta años en las peores cárceles. Salí con un solo propósito: hacer lo necesario para estar en paz con la sociedad, porque los delitos cometidos ya los pagué. Dios mío, les pido perdón. Ojalá esta historia aporte algo a lo que este país debe corregir. He aquí mi historia…