La gran preocupación que manifiesta Juan Bautista Alberdi, a través de sus ensayos políticos, fue la limitación y el control del poder. Convencido de que «un país libre no puede decir que ejerce su libertad, sino cuando conserva y retiene en sus manos el gobierno de su gobierno», diseñó un proyecto de organización política donde el poder ejecutivo solo podía gestionarse por medio de una Constitución. Los límites fueron claros: el Presidente jamás haría por sí solo la ley, ni intervendría en el poder judicial, ni en la administración municipal. Los jueces, mediante su interpretación, mantendrían viva la Constitución y la ley. Aparece así la noción de que la supremacía es solo de la Constitución.