La princesa Casamassima es una de las tres novelas de Henry James (las otras dos son Las bostonianas y La musa trágica) en las que el autor concedió un gran protagonismo a la cuestión social. De las tres, La princesa Casamassima es la más audaz para la época en que está escrita: es una historia de clases bajas londinenses, de conjurados que quieren subvertir el orden establecido por medio de la violencia, desheredados de la fortuna que habitan en
sórdidos cuchitriles, malviviendo de trabajos manuales y deambulando por un Londres oscuro y tristísimo en el que habita el malestar y fermenta la conspiración.
No obstante su título, el verdadero protagonista de la novela es un modesto encuadernador del Soho, Hyacint Robinson, un individuo que lleva en sus venas sangre aristocrática, pero al que un drama de corte dickensiano lo ha sentenciado a llevar la vida humilde y sacrificada de un trabajador. Hyacint simpatiza con los de abajo, y está dispuesto a entregarse a la lucha por la justicia social. Es entonces cuando aparece, como llovida del cielo, la princesa Casamassima, una mujer hermosa e inteligente, que quiere ponerse al servicio de la causa de los oprimidos y que incluso renuncia a sus privilegios para poder compartir con ellos su destino.
Con estos elementos James desarrolla en La princesa Casamassima una intriga magistral que desembocará en tragedia, en unas páginas en las que la penetración psicológica y las ambiguas sutilezas tan propias del autor quedan una vez más puestas de manifiesto.