Lejos de princesas elfas, príncipes prometidos, grandes palacios y mundos de ensueño, Glen Cook ha preferido un acercamiento más terrenal al género: un grupo de mercenarios envueltos en toda suerte de fregados, batallas, apuros y lances fantásticos para ganarse su honesto jornal teniendo como única herramienta el acero. Ellos serán nuestros ojos.
«Antiguamente, nuestra unidad constaba únicamente de soldados negros, de ahí nuestro nombre. La lenta deriva hacia el norte ha resultado no solo en la disminución de nuestro número, sino también en un cambio en nuestro aspecto. Un Ojo es el único hombre negro que queda hoy en día.
Somos la última de las Doce Auténticas Compañías. Hemos sobrevivido más de un siglo a las demás, pero temo que nos encontremos en nuestro ocaso. Siento que esta puede ser la última misión. Una página de la historia está a punto de pasar, y una vez lo haga, las grandes hermandades guerreras quedarán destruidas y olvidadas.»
Pero el soldado estaba equivocado...
Tolkien y Howard han acuñado dos maneras incuestionables, e imitadas hasta el infinito, de escribir fantasía. Junto a ellos, únicamente dos nombres más han sobresalido por la personalidad de su producción en el mismo campo: Fritz Leiber y Glen Cook.