Nuestros hijos crecen en un mundo pluralista, donde ser o no católico y pertenecer o no a la Iglesia no juega un papel relevante. Se convive con agnósticos y creyentes de los más variados credos; con ateos y con católicos que dicen creer en Dios, pero no en la Iglesia, o que sustentan, sin mayor problema, posiciones diversas a las que propone el Magisterio. Hace ya tiempo que la cristiandad desapareció de nuestro horizonte cultural. El estilo de vida, las costumbres y la mentalidad reinante no conforman una atmósfera que ayude a cultivar la fe. Todo ello nos invita a repensar nuestro modo de transmitir la fe a nuestros hijos.
Caminos de alegría muestra un nuevo modo de educar en la fe, poniendo especial énfasis en la familia como “cuna de la fe”. Al mismo tiempo, ofrece a los padres y educadores caminos y formas concretas para transmitir y cultivar la fe, adaptados a la realidad concreta que vive la juventud actual.
El camino de la fe es un camino de alegría que nos abre a la plenitud de vida, de esperanza y felicidad que nos ofrece Cristo Jesús.