Eduardo Caballero Calderón obtuvo en 1965 el PREMIO EUGENIO NADAL en España con EL BUEN SALVAJE, en momentos del pleno boom latinoamericano. La novela ha sido muy ponderada por su estructura y su nuevo lenguaje seco e impersonal, a diferencia del estilo clásico de sus libros anteriores. Caballero Calderón, personificado en su personaje, lleva de la mano al lector, a lo largo del libro, a un gran paseo por París. La novela cuenta la historia de un estudiante de América Latina pobre, que vive en París y quiere escribir una novela. El personaje conoce la ciudad como la palma de su mano -como todos los jóvenes extranjeros que viven en París- es un enamorado de sus calles, sus iglesias, sus atardeceres en el Sena, sus recovecos y sus cafés.