Espronceda fue el más intenso y coherente de los poetas románticos españoles. Su poesía, siempre de gran riqueza métrica, es torrencial, impetuosa, incluso desaliñada a veces, y está poblada por personajes marginales como el mendigo, el pirata o el verdugo, cuya libertad, más moral que material, exalta. Vehemente en política, sus poemas abundan en llamadas a la rebeldía social y cantos a personajes y acontecimientos de la historia liberal. En Espronceda, la rebelión contra la realidad responde al profundo impulso vital del hombre tal como lo concibió la mentalidad romántica, y no es sólo gesticulación y palabrería. Y en este sentido, /El estudiante de Salamanca/ y /El Diablo Mundo/ son los únicos verdaderos poemas románticos españoles.