En los momentos más oscuros de la historia de la humanidad –desde el Holocausto hasta el totalitarismo soviético y las dictaduras más recientes–, ha habido hombres que han tenido la valentía de asumir una responsabilidad personal respecto al mal y que se han prodigado en actos de bondad extrema. ¿Cuál es el resorte que les ha impulsado a una bondad aparentemente insensata? Para Hannah Arendt es la salvaguardia de la propia autoestima y dignidad, mientras que para Vasili Grossman es un antídoto frente al supuesto bien ideológico. Gabriele Nissim nos cuenta su historia, la de esas personas corrientes que han llevado a cabo actos ejemplares, a las que ha podido localizar gracias al trabajo, entre otros, de Moshe Bejski, presidente de la Comisión de los justos, y al mismo tiempo nos ofrece una reflexión sobre el bien y sobre la bondad frente al mal extremo, a través de la contribución de los grandes pensadores del siglo XX que han abordado este tema.
- La bondad insensata
- I. La esperanza realista
- II. Tipología de los justos
- III. Para qué sirven los justos
- IV. Moshe Bejski, el pescador de perlas
- V. Justos no excesivamente heroicos
- VI. Hannah Arendt en busca del secreto de los justos
- VII. El arte del perdón
- VIII. La bondad insensata de Vasili Grossman
- IX. El sacrificio extremo frente al mal
- Post scriptum
- Agradecimientos
- Créditos
- Notas