El libro arranca con una frase escueta, demoledora: «Tito tiene parálisis cerebral.» Es el primero de los 424 pasos en que se divide este testimonio literario escrito a pinceladas, a fogonazos, sin caer en el sentimentalismo desbordado, sin dejarse arrastrar por la autocompasión. Diogo Mainardi es un periodista y escritor brasileño. Cuando nació su hijo Tito, él y su familia vivían en Venecia y un error imperdonable de la ginecóloga provocó que al niño le faltase oxígeno durante el parto. Lejos de sucumbir a la desolación, el autor se hizo un propósito: «Yo acepté la parálisis cerebral de Tito. La acepté con naturalidad. La acepté con deslumbramiento. La acepté con entusiasmo. La acepté con amor», porque, como dice más adelante: «Tener un hijo con parálisis cerebral es la aventura más emocionante que existe.»