Un día me puse a mirar el mar. O a la mar, que tanto vale. Y me sentí azul. Azul marino. Y le dije, voy a probar a escribirte como si fuera un modesto marinero. Luego he añadido otros versos que he llamado soledades. Pero no soledades solas. Sino porque son de mí solo.
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- Índice
- A Gabriel Miró
- Prólogo para un libro de poesía
- A carmen
- Del mar y de los mares
- De mares
- Alas blancas
- Sirena
- Espuma
- Mirada al infinito
- Pescador
- Caracola
- Estrella de mar
- Habanera
- Faro
- Navío
- Banderas y playa
- Borrasca
- El pez
- Pueblos, casas y paisajes
- Palmera
- Pino
- Alcoy
- Aquel lugar
- Glorieta
- Torrevieja
- Oleza
- De flores
- Denia
- Río Segral
- Del vivir y mis personas
- Con el mayor de los cariños
- Tres torres
- Amanecer
- Hermana
- Y una música al azul del infinito
- Una voz del sentimiento
- A mi amigo
- Peregrino
- Y qué es la verdad
- El paisaje del alma
- Colores
- La mecedora
- Pasionaria
- Palmas en primavera
- Cristo del Calvario
- Soledad
- Catedral
- Las estaciones del tiempo
- Primavera
- Verano
- Y en el otoño
- Invierno
- Coda final
- Agradecimientos