Tras una noche insomne, atrapado entre los recuerdos y el bochorno ambiental, el narrador se encuentra en la vieja casa familiar, abandonada y amenazando ruina, como tantas otras en Asturias, una fotografía cuyo protagonista exhibe una copa de ron y una sonrisa que invitan al brindis. Esta novela de Luis Arias Argüelles-Meres cuenta la historia de uno de los últimos hidalgos o señoritos rurales de la comarca del bajo Narcea y del bajo Nalón. El 24 de Diciembre de 1917, desaparece Alejandro Casares sin dejar rastro, cuando viajaba en el vasco desde Oviedo a Nalona. 1917 es una fecha clave en la biografía del protagonista de nuestra historia, ya que desaparece el día de nochebuena. Es un momento decisivo, también, a nivel mundial, ya que, por entonces, comienza el jazz, alcanzan el poder los bolcheviques, se inician los comienzos del fascismo y, en Asturias, tiene lugar la gran huelga que paraliza la región, por la acción organizada de los sindicatos, cuyo poder será decisivo en el futuro. En cualquier historia familiar quizás la vida más desconocida puede llegar a ser la epopeya más chispeante. De esta manera y a través de una narración precisa, Luis Arias Argüelles-Meres nos invita a recorrer ese mundo donde se deslizan personajes y relatos más o menos reales, más o menos fantásticos, que parecen haber dormido una larga siesta de verano poblada de juegos infantiles, con aroma a madreselvas, con sabor a manzana y a sidra. Un sopor sosegado y apacible y, sin embargo, envenenado de intrigas y mezquindades.