No debe ser fácil arriesgar un juicio como el que hace el autor respecto a Santander: el mejor Presidente de quienes en más de doscientos años han gobernado esta patria. La consideración, más que enaltecer al que sin duda sentó los principios refinados de la Colombia actual, lo que traduce es la incapacidad de los hombres que le continuaron. El libro es un suplemento forzoso a la educación apartada de toda realidad, despistada, con la que forman ahora a las nuevas generaciones de nacionales.