Jonas acaba de publicar su primera novela cuando la respuesta a esta pregunta le llega en forma de un inesperado e-mail de Kadir, un amigo de toda la vida de Abbas y un efervescente narrador con una idiosincrasia lingüística deliciosamente anárquica. El retrato que Kadir va dibujando de Abbas – desde un chico taciturno que sufre pesadillas nocturnas, a joven encantador de grandes sentimientos, hasta exiliado político en Suecia – es muy distinto a la idea que Jonas tiene de su padre. A través de este intercambio de e-mails vamos reconstruyendo la vida de Abbas, de su difícil (por no decir imposible) integración en un país (la Suecia de los años setentas y ochentas) marcado por el racismo.
Se trata de una historia, contada con ironía y a veces amargura, que nos sumerge en las mentalidades de los dos protagonistas, en dos países, en dos idiomas y en el conflicto entre un padre y un hijo que, aunque tengan un punto de partida común, eligen vivir de manera opuesta el hecho de ser inmigrantes.