Vicente Blasco Ibáñez publica “Cañas y barro” en 1902, claro ejemplo de la corriente naturalista. Ibáñez sitúa la acción en el Palmar, un pequeño pueblo de la Albufera valenciana, en el que tres generaciones de una misma familia se suceden. Las descripciones de las duras formas de vida vinculadas a la explotación del lago, el folclore y la sociedad de la época, marcan las vidas de los protagonistas.