"Durante años, mi tarea de mayor constancia ha sido vivir y estudiar la Política en sus varios aspectos; lo cual me ha llevado, casi siempre, a cumplir el recado de escribir sobre ella. Mi destino (es decir, lo irremediable) parece, pues, confundirse a menudo con el oficio del escritor que sirve a esa misteriosa vocación humana de construir reiteradamente la más amplia y mejor Comunidad."
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- Índice
- Justificación
- I. Recado de escribir
- Lo que no pasa
- El disparo de Larra
- La destrucción del lenguaje
- Thomas Mann y el oficio de escritor
- La ciencia política de Gulliver
- Nuestro Quevedo
- Acceso a Cari Schmitt, concretamente
- Tres lecturas y un mito
- I. Melville y el Leviatán
- II. James Joyce y la Dublin celeste
- III. Virginia Woolf entre las olas
- Ramón Sender o el exilio y el reino
- José Bergamín, a vista de pájaro
- Graham Greene: el escritor es un espía
- El escritor y la guerra
- El colectivo Jesús Lizano
- Foucault, «le fou»
- El júbilo de Jorge Guillén
- De lo pintado a lo vivo
- II. Construir la ciudad
- Crónica de un estado personal
- Animo, valor y miedo
- El Dios ibero
- ¡Detened al terror!
- Año igual, palabra nueva
- Juan Carlos y Felipe
- Vila Abadal: socialismo y arraigo
- La respuesta de Ramón Jurado
- Con el alma llena de banderas
- El mito de Sísifo y la izquierda
- Marx, profeta de la liberación humana
- Mientras tanto
- Los movimientos radicales
- Esperanza más allá de la década
- Pensemos algo nuevo
- III. Una vida soñada
- Una vida soñada
- Energía y conciencia
- El estado naciente
- El miedo al miedo
- Bajo el signo de Géminis
- La seducción
- Reflexión en el jardín
- El recuerdo y la memoria
- Imaginación y fantasía
- Ideología y utopía
- Soledad solidaria
- A años luz
- Donde menos se piensa
- El rostro humano de Dios
- Oficio de difuntos
- «Sol, solet...»
- El comienzo de una bella amistad
- Ternura entre hombres
- La mujer destruida
- La revolución de la mujer
- El mañana es andrógino
- La hora de los abuelos
- Año viejo, año joven
- Carnaval bajo el signo de Piscis
- IV. «De amore»
- Hablemos de Eros
- I. Compañeros de juegos
- II. Espejos de lo imposible
- III. Rostros del más allá
- Las desventuras del joven Goethe
- Historia de «la Osita» y «el Lobo»
- Un viaje de Pía
- El divorcio de las almas
- Cantos de s irena
- Morir de amor
- Del amor al mar
- V. Eternidad del arte
- ¿Para qué sirve el arte?
- De Bach a Berg
- El niño Mozart
- Recordando a Gershwin
- La música del futuro
- Alella, Dionisio, Alejandra
- Con un aire de Casas
- El tiempo y «Las Meninas»
- Mis tres amores del Louvre
- La luz del tiempo pasado
- El cine de ayer
- Retrato interno de la familia
- Romy, «ma cousino»
- Con el paso del tiempo
- ¡Empieza el espectáculo!
- Ser o no ser
- La paradoja del comediante
- La nariz de Cyrano
- VI. Los encuentros
- Siempre en Galicia
- Vivas sombras fraternas en Menorca
- Lo cortés y lo valiente
- ¡Forza Italia!
- ¿Qué pasa en Rusia?
- El estado de la Unión
- Dos siglos de Port de la Selva
- Una ruta viscontiniana
- I. En la isla de Ludwig
- II. Vièna fue así
- III. Junto a la tumba de Mahler
- IV. Venecia, mar allá de la nada
- VII. Retorno a las fuentes
- Guillermo, el «anarco»
- La isla del tesoro
- Robin llama a Clorinda
- La vuelta del «Coyote»
- Escribo sobre la primavera
- E1 padre Joaquim Julià, S.J.
- E1 paraíso inocente
- La infancia de «El Ciervo»
- Mi promoción del 57
- De todo hace veinticinco años
- Tal como éramos
- Una generación fraterna
- Alfonso Comín, mi amigo
- La esperanza de Comín
- Carta a Alfonso Comín
- VIII. Doce últimas cartas
- Carta a un estudiante
- Carta a un periodista
- Carta a un astrólogo
- Carta navideña a un amigo
- Carta a un rey mendigo
- Carta a una máscara
- Carta a un preso evadido
- Carta a una mujer trabajadora
- Carta a un madr ile ño
- Carta a un dador de su cuerpo
- Carta a un extraterrestre
- Carta a un niño de cincuenta años