El cardenal Gianfranco Ravasi, a partir de una reflexión sobre el símbolo, aborda un tema que recorre transversalmente las Escrituras: la dimensión del espacio y su constitución como horizonte de encuentro entre Dios y el hombre.
La Biblia está impregnada de la percepción del espacio: algunos de sus lugares han llegado a ser familiares a culturas enteras; en muchos de ellos se articula aquel complejo entrelazamiento de relaciones que constituye la historia de la salvación: Dios y el hombre se encuentran en un espacio, lo habitan e imprimen en él las huellas de la propia presencia. Descifrar estas huellas significa reconocer también en ellas el signo luminoso, siempre cambiante, de una realidad diferente y más compleja: una realidad que aún no se ha dado del todo, sino que hay que esperar en la esperanza y en la fe.
- Introducción
- I. EL SÍMBOLO
- Jesús y sus «signos»
- Decir más allá del «silencio»
- Sobre el infinito y sus alrededores
- II. EL ESPACIO HABITADO
- Los santuarios
- Babel y Jerusalén
- III. EL ESPACIO CREADO
- La tierra
- El cielo
- Los montes
- Las aguas
- IV. EL ESPACIO MÁS ALLÁ DEL ESPACIO
- El más allá: ¿un no-lugar?
- El fuego frío del infierno
- La purificación de los amigos de Dios
- El jardín florido del paraíso
- Ilustraciones
- Créditos