La economía es hoy una disciplina académica sin las pretensiones filosóficas que tuvo en tiempos de Adam Smith y William Stanley Jevons. A pesar de su rigor matemático y elaboración conceptual, a veces de apariencia tan distante del mundo, los economistas siguen todavía discutiendo cómo analizar nuestras decisiones y qué ocurre cuando éstas se suman. Y este análisis puede, a veces, tener consecuencias filosóficas insospechadas. Juan Urrutia se educó como economista en los Estados Unidos y desde entonces no dejó nunca de cultivar su gusto por los desarrollos teóricos más innovadores. Pero sucedió también que, hoy hace ya veinte años, empezó a compaginar sus lecturas de economía con muy diversas ocupaciones mundanas, tan diversas como la gestión universitaria o la administración de un banco. Es decir, adquirió una experiencia a la que trató de dar sentido desde su curiosidad teórica. Los escritos aquí compilados circularon inéditos durante años entre sus colegas académicos y sus interlocutores mundanos, cuestionando muchas de sus convicciones más arraigadas. ¿No investigaría mejor una Universidad que cotizase en bolsa? ¿Necesitamos algo más que fraternidad para ser nacionalistas? ¿Por qué creer en la independencia de los bancos centrales? ¿Resiste nuestra Constitución un análisis económico? La mirada del economista pone a disposición del amante del ensayo un repertorio de inquietudes y conceptos que, probablemente, le suscitarán tantos acuerdos como discrepancias.