Un cadáver con las cuencas de los ojos vacías y las manos seccionadas aparece en una playa desierta situada a dos horas de la población de Portocristo, víctima aparentemente de un ritual satánico. Martina de Santo, la subinspectora de policía llegada desde la capital para investigar el caso, tropieza casi de inmediato con una hermandad de jóvenes artistas que profesan en sus creaciones un morboso culto a la muerte. Esto, más otro extraño suceso ya archivado y acaecido en esa misma localidad costera, despierta las sospechas de la subinspectora, quien deberá recurrir a toda su perspicacia y experiencia laboral cuando un tercer asesinato confirme que su intuición no había fallado.
- Portada
- Título de la Página
- Créditos
- Dedicatoria
- Cita
- Contenido
- Primera parte
- Segunda Parte
- 16
- 17
- 18
- 19
- 20
- 21
- 22
- 23
- 24
- 25
- 26
- 27
- 28
- Tercera Parte
- 29
- 30
- 31
- 32
- 33
- 34
- 35
- 36
- 37
- 38
- 39
- 40
- 41
- 42