"No sabía si adivinar era algo normal en la especie
humana por herencia genética o si se trataba de un
asunto sobrenatural, maldito, bondadoso, supersticioso
o científico. Dudaba que fuera un privilegio de los
más inteligentes o, una fórmula truculenta de algunos
salvadores modernos, de esas que ofrecen las religiones
a manera de profecía. Creía que anteponerse a casos de
la vida y la muerte, la naturaleza o el azar, fuera algo
inherente al cerebro humano, pues situaciones de esas
surgían en mi mente de manera subconsciente. ¿Era
algo común a todos los hombres? o, solamente yo contaba
con dones de clarividencia que me inquietaban al
no encontrar una explicación racional de los casos y las
cosas. No tenía claro si yo había nacido con esa facultad
o la había aprendido en sueños con las consecuencias
de un premio o un castigo cuando enfrentaba hechos
del bien y el mal entre la timidez de la distancia, la escasez
de lo esencial y las historias mitológicas que me
contaban, como en un deja-vu que menos comprendía."