¿Cabe sostener la afirmación de la existencia de un pensamiento político relevante en la obra del joven Nietzsche? Si así fuera, ¿cuál es el lugar que la política ocupa en su obra y cuáles sus nexos con lo que este Nietzsche denomina metafísica de artista? Y, por último, ¿cuáles son los rasgos característicos y distintivos de esta política en el período marcado por El nacimiento de la tragedia y las Intempestivas? Responder a estas tres preguntas es el propósito que persigue este libro, adentrándose de este modo el autor en un terreno, el del pensamiento político, que en el caso de Nietzsche y debido a las vicisitudes por las que pasó su legado, no ha sido suficientemente considerado por la crítica filosófica. No se busca violentar políticamente su obra ni hacerla objeto de disputas ideológicas, como sucedió en la primera mitad del siglo XX, como tampoco urdir una estrategia interpretativa que tiene como fin neutralizar su pensamiento político, posición imperante, salvo excepciones, en la segunda mitad del siglo XX y reacción comprensible ante la manipulación y tergiversación de su obra. Lo que se intenta es mostrar que su obra de juventud contiene un momento político irreductible, que desempeña un papel secundario, pero necesario, y que la concepción dionisíaca del mundo contiene una política trágica marcada por el suelo metafísico en el que se arraiga, por la crítica a la cultura moderna y por su aristocratismo político.