La economía se ha convertido en la gramática de la política. Pero esta gramática económica no es una ciencia ni un arte, sino más bien una mitología, una creencia común en un conjunto de representaciones que se consideran dignas de fe, tan poderosas como discutibles. Pero, ¿qué utilidad tiene la mitología económica? ¿Qué espera la política cuando se somete a ella? Seguramente, adquirir una autoridad que se le escurre cada vez más entre los dedos. La economía impone lo que los gobernantes son ya incapaces de imponer por la fuerza o la persuasión. La retórica económica dice a los ciudadanos «hay que», «es preciso», sustituyendo a una política cuyas palabras ya no convencen. En resumen: da la seguridad reconfortante de que existe una solución para la complejidad real del mundo social. La economía mitológica, florilegio de cuentos y leyendas para uso social, contamina el debate público. Pero también envenena el espíritu democrático. Este opúsculo aspira a inmunizar a los ciudadanos contra las mistificaciones económicas y a despojar a las políticas de su mortífero hechizo.
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- Índice
- Prólogo
- 1. La mitología neoliberal
- Una economía de mercado dinámica se basa
en una competencia libre y sin distorsiones
- Antes de redistribuir la riqueza hay que
producirlas
- El estado debe administrarse como un hogar,
el estado debe administrarse como
una empresa
- Los regímenes sociales son financieramente
insostenibles
- Las «reformas estructurales» dirigidas a
aumentar la «competitividad» son la clave
de nuestra prosperidad
- 2. La mitología socialxenófoba
- Los flujos migratorios actuales son incontrolables
y no tardarán en producir el «gran reemplazo»
de la población
- La inmigración acarrea un coste económico
insoportable
- La inmigración genera una carga social
insostenible
- El «pobre blanco periurbano» es el gran
olvidado de las políticas territoriales
- Es imposible integrar socialmente a los
inmigrantes por motivos culturales
- 3. La mitología ecoescéptica
- Nuestras crisis ecológicas se exageran con
fines ideológicos
- Los mercados y el crecimiento son las verdaderas
soluciones de la urgencia ecológica
- Los comportamientos económicos no se pueden
cambiar sin renunciar al liberalismo
- La ecología es enemiga de la innovación
y el empleo
- La transición ecológica es cosa de ricos y se
traduce en injusticia social
- Epílogo