Este libro de aforismos ha querido utilizar la Filosofía para resolver la cuestión de una identidad personal “como cualquier otra”, desde la evidencia que se impone una y otra vez de que la Filosofía sirve para liberarnos. Liberarnos de nuestra estupidez, que va aumentando al movernos en las circunstancias de la vida. Y es que ser de verdad uno mismo es cuestión de que se ejerza la inteligencia contra las brumas interesadas de los cada vez más poderosos poderes —sutiles hasta la obscenidad y en absoluto externos a nosotros—. No nos dejan seguir siendo niños por mucho que queramos, la vida nos fuerza a ser leones contra nuestra voluntad. Pero el león de verdad ha sido siempre el filósofo, de ahí la importancia y el peligro de su magisterio, que palidece cuando la estulticia se adensa, y que por eso hemos intentado seguir ahora que aún se puede.