Fray Miguel de Santander, llamado en el siglo Joaquín Matías Suárez Victorica (Santander, 1744-Santa Cruz de Iguña, 1831), predicador y experto en cánones y literatura patrística, fue, como señala Joaquín Álvarez Barrientos en la introducción, un «hombre con gran cultura y sensatez, de opiniones jansenistas a veces y amplios conocimientos en materias no solo relativas a la religión, con un sentido de Estado y de lo que significaba ser ciudadano que lo ponía en relación con las mejores mentes del siglo ilustrado». De todo ello es excelente muestra estas Cartas familiares publicadas en 1805, cuarenta de las cuales se ofrecen en esta edición que recupera a uno de los hombres fundamentales de la Ilustración española. Estas cartas, que abarcan de 1785 a 1800, son familiares no porque se dirijan a miembros de la familia –lo que ocurre en número muy reducido–, sino porque tratan asuntos cercanos y, como señala el Diccionario de Autoridades, porque son útiles y apropiadas. Son familiares, además, porque no son eruditas como las de Feijoo, ni literarias ni históricas, y porque tienen un tono propio del intercambio confiado, cercano, casero, coloquial... familiar, en definitiva.